Por Juan Pablo Espinoza M.
Director Ejecutivo. Fundación Territorios Colectivos.
Sin duda que pensar en las condiciones de libertad e igual en derechos que debe tener un sujeto en Chile al nacer es irrelevante para el común de la ciudadanía, esto ya que pareciera ser que hay garantías de que dichas normas resguardaran aquellos atributos y que se encuentran implícitas en nuestra sociedad, pero lo complejo de esto, es que pareciera ser que no los tenemos presentes como el pilar fundamental de la Carta de los Derechos Humanos que adscribimos, la cual se encuentra a menudo en tela de juicio y sobre la mesa de aquellos que la ven con cierta laxitud y como un objeto transable o relativo.
El proceso constituyente, fue una de las expresiones más claras de aquel debate, las diversas violaciones a los derechos humanos que ha vivido el país en los últimos años, y que se agudizan en la revuelta popular del 2019, muestran la necesidad de reafirmar un acuerdo social que tenga en el centro la defensa irrestricta de aquellos principios. En dicha línea, entonces es que debemos reconocer que tenemos un problema importante cuando un sector lo vuelve parte de una discusión laxa, doctrinaria o sobre ideologizada, desconociendo el rol fundamental en una sociedad que busca establecer relaciones fraternas basada en los derechos civiles.
Consagrar la igualdad de forma sustantiva, debe ser parte del pilar estructural de toda nueva sociedad que busca constituirse como tal, reconocer a históricamente excluidos o garantizar la dignidad para cada una y uno de los integrantes de esta sociedad, es un piso básico que no podemos pasar por alto, y es precisamente aquello lo que busca poner en el centro de la sociedad con los derechos humanos. Es por esto, que contar con dicho estándar internacional y adoptar dichas medidas, no solo es un resguardo de la integridad e igualdad en dignidad y derechos desde la individualidad, sino que junto con ello los derechos colectivos que sin duda son un indicador de la buena salud que goza una sociedad en diversas materias como transparencia y claramente democracia.
Finalmente, hoy, no podemos dejar de hacer un énfasis en la promoción y compromiso que debemos tener como sociedad con los derechos humanos, estos deben ser el bien más profundo y resguardado como país, es el papel sobre el cual podemos describir nuestra ruta y trazar los caminos hacia nuestro norte, pero, sobre todo, son nuestra brújula moral hacia un futuro en el cual no nos podemos permitir cometer los errores del pasado.